La discusión a nivel político parece centrada únicamente en lo que sucede con la Corte Suprema de Justicia, Es que en los 11 meses que lleva Javier Milei al frente del Poder Ejecutivo las únicas nominaciones que se hicieron para cubrir cargos vacantes fueron las de los dos postulantes que el gobierno sostiene para la Corte: la de Ariel Lijo y la de Manuel García Mansilla. Además de ellos no sólo que no llegó ningún nombre al Congreso, sino que incluso el ministro de Justicia Mariano Cuneo Libarona 38 pliegos que habían sido enviados por el ex presidente Alberto Fernández, y no los reemplazó.
Hoy en Argentina hay 1002 cargos de jueces nacionales y federales de todas las instancias, pero de ellos hay 288 que están vacantes. Mientras el Consejo Asesor de la Magistratura sigue tomando exámenes y haciendo las entrevistas, la falta de acuerdo sobre todo en el Senado no hace más que demorar las designaciones. El trámite consiste en que el Consejo le envía al Poder Ejecutivo una terna (pueden ser más de tres nombres) y de allí el presidente, Milei en este caso, propone un nombre que debe ser aprobado en el Congreso. De los 288 cargos por ocupar en la Justicia, los trámites para cubrir 170 están en el Consejo. Otras 116 vacantes están en el Poder Ejecutivo y las restantes 2, las de la Corte, en el Senado. Hace pocas semanas, Miguel Piedecasas, integrante del Consejo de la Magistratura de la Nación, le dijo a LA GACETA que tenía la expectativa y también la necesidad en la Justicia Federal de que se envíen los pliegos. “O sea hay una gran cantidad de pliegos en el PE nacional que deben ser enviados al Senado para su acuerdo es un reclamo de la comunidad jurídica, que necesita que se cubran los cargos vacantes. Estamos hoy en un 28% de la justicia nacional y federal vacante. Una parte es responsabilidad del Consejo; otra parte, del Poder Ejecutivo”, aseguró.
La situación en Tucumán es alarmante, aunque se manejan casi los mismos porcentajes de vacantes que en la Nación. El 33% de los cargos en la provincia no tienen titular. El ejemplo más drástico es del Tribunal Oral Federal, que no tiene vocales titulares desde la renuncia de Carlos Jiménez Montilla en abril de este año. Los juicios que vienen desarrollándose están a cargo de jueces subrogantes que deben atender sus propios tribunales, además de los debates pactados en Tucumán. Hace dos semanas justamente uno de los jueces que subrogan se enfermó, lo que puso en peligro la continuidad del juicio contra el ex rector de la UNT, Juan Alberto Cerisola y otros ex funcionarios judiciales, ya que no pueden pasar más de 10 días hábiles entre audiencias.
Se solucionó con una mini audiencia realizada sólo para evitar problemas procesales. Respecto a eso, Piedecasas informó que “tenemos dos cargos que están para designar por parte del PE nacional y uno para concursarse en el Consejo de la Magistratura que ya está integrado el jurado, así que eso está teniendo movimiento”, Sin embargo al haberse retirado las candidaturas todo volvió a foja cero. Algo similar sucede con la cobertura del juzgado federal n° 2, e incluido del 3, que fue creado pero que todavía no funciona por falta tanto de personas como de infraestructura (hace falta un nuevo edificio para albergarlo). El propio gobernador Osvaldo Jaldo tomó cartas en el asunto y no sólo se reunió con miembros de la Cámara Federal de Apelaciones, sino que sumó a los representantes tucumanos en el Congreso para pedirles que agilicen las designaciones. Pero hasta aquí no hubo resultados. La cobertura de esas vacantes es fundamental para tener un eficaz servicio de Justicia. Se dice que una justicia tardía no es justicia. La cantidad de vacantes que existen sólo consolidan esa afirmación.